Los humanos tienen un ‘impulso’ para despertar a su potencial. Ese es el impulso evolutivo de toda la creación. Este principio existe en las estrellas y el mar, en toda la naturaleza, y en usted, un ser humano que no ha comenzado a despertar a la inmensidad y el brillo de lo que realmente es. Pero es como un niño pequeño que no quiere hacer sus clases de piano, “Ah, ¿tengo que hacerlo?” Sí, porque tienes la capacidad de tocar música que haga que las estrellas caigan a tus pies y el poderoso Oak llore.
Existe una resistencia natural al cambio en la creación que existe con el propósito de potenciar ese impulso. Permanece dentro del principio de ‘status quo’, que siempre ofrece un último hurra antes de rendirse a lo inevitable. Entonces tenemos preguntas como, “¿Los humanos necesitan ser tan inteligentes?” Esto representa a pequeña escala un aspecto de esa resistencia que busca retener el status quo más fácil. A veces, el status quo es “fácil” simplemente porque es predecible.
Esto es similar a una mujer que se queda con un esposo que la golpea. Sin embargo, en el fondo, tiene el problema de sentirse indigna de ser realmente amada e incapaz de ser algo más que una esposa golpeada.
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Así es con la humanidad. Gracias a Dios por ese impulso, ese impulso que, aunque parece estar luchando para siempre contra la oposición, está ahí para revelar todo lo que se interpone en el camino de nuestra libertad.
La libertad no es solo algo para tener o ganar. No es una condición. Es lo que somos.
Entonces, si aún no está tocando música que hace que la creación se desmaye, sí, tiene que hacer sus lecciones, porque realmente solo estamos felices cuando se realiza nuestro potencial.