Yale ha tenido la fortuna (o falta de ella) de perder varios académicos para convertirse en presidentes o cancilleres de otras universidades. En muchos de esos casos, el candidato tenía un amplio conocimiento sobre administración y familiaridad previa con su nuevo entorno.
¿Por qué mirar fuera de las filas de la universidad? La promoción desde dentro tiende a preservar el pensamiento grupal y no permite que la Universidad evolucione. Además, si la Universidad recientemente “despidió” a un Presidente, es muy probable que miren fuera de los candidatos que siguen en la fila. Una nueva perspectiva es extremadamente útil si la Universidad está buscando un cambio en las prioridades. Susan Hockfield (http://en.wikipedia.org/wiki/Sus…) fue elegida como no ingeniera y como una mujer que marca un nuevo enfoque para el MIT. Los requisitos de habilidades clave para los presidentes también incluyen una intensa recaudación de fondos, razón por la cual los Provosts son tan codiciados. Lamentablemente, solo suele haber uno por universidad.
Sin embargo, sigue siendo importante que el nuevo presidente tenga un vínculo con la Universidad, ya sea física o emocionalmente. Alison Richards (http://en.wikipedia.org/wiki/Ali…) y Judith Rodin (http://en.wikipedia.org/wiki/Jud…) fueron estudiantes de pregrado en Cambridge y UPenn respectivamente antes de convertirse en Yale Provosts y eventualmente el presidente de su alma mater. Tener simultáneamente una perspectiva externa y una perspectiva interna probablemente los convirtió en candidatos atractivos como presidentes universitarios.
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