No, no hay forma de propiciar un mal de ojo, y mucho menos de que se haya probado ningún mal de ojo.
Todo lo que influye en la realidad debe funcionar de alguna manera, incluso si no lo entendemos. Un efecto es un efecto. Quiero decir que si los maleficios son reales, se puede demostrar que existen, incluso si no vemos cómo funcionan.
Por otra parte, tiene que haber algún mecanismo. ¿Cómo verías un Jinx funcionando? ¿Qué posible camino causal hay entre decir ‘Hamlet’ y el caos en un teatro? ¿Qué posible conexión habría entre caminar solo sobre las piedras pares y morir tus padres?
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Los Jinxes son otro ejemplo de nuestra fuerte tendencia a pensar en la realidad en forma de historias. Así no es como funciona el universo, pero de todos modos cavamos historias. Podemos entenderlos.
Hay una forma en que los maleficios podrían funcionar y es a través de las expectativas humanas. Digamos que un deportista con alta sugestibilidad cree de todo corazón que sus calcetines de la suerte son necesarios para un buen juego. Ahora llévatelos. Puedo ver fácilmente al chico con un mal desempeño debido al estrés y la ansiedad. Sin embargo, ese no es el jinx en sí mismo, sino la creencia de que los jinxes están activos.