En Economía Ambiental hubo una fuerte discusión basada en ” Responsabilidades comunes pero diferenciadas “, es decir, entre los países en desarrollo y desarrollados. Se basa en la premisa de que los países desarrollados que se industrializaron mucho antes tuvieron un papel histórico y principal en la mayoría de las emisiones de CO2.
Por lo tanto, surgió la responsabilidad de estos países de proporcionar compensación o fondos para las llamadas medidas ecológicas en los países en desarrollo de la actualidad. Este principio se ha reiterado en muchos acuerdos, incluidos el Protocolo de Kyoto, el Acuerdo Climático de París, REDD (Reducción de emisiones de la deforestación y la desertificación), CBD (Convenio sobre la biodiversidad), etc., por ejemplo, el Fondo Verde para el Clima fue un producto de Kyoto cuyo objetivo principal era en la creación de fondos por una suma de 100 mil millones de dólares cada año.
Dicho esto, los bancos multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, han recibido la responsabilidad de gestionar diversos proyectos de financiación de energías renovables y la transferencia de tecnología. Además, las plataformas de Comercio de Emisiones se desarrollan para intercambiar los ahorros a un emisor que excede su Cuota de emisiones. (Al igual que un mercado de valores)
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Una evaluación de todos estos mecanismos muestra que no todos los países desarrollados están dispuestos a cooperar con estos principios. Es particularmente intrigante que un país como Estados Unidos, que es uno de los principales emisores de CO2, nunca haya ratificado el protocolo de Kioto, al igual que muchos otros en Europa. Además, la contribución a estos fondos y la implementación de estos proyectos siguen siendo una carga que estos países evitan asiduamente.