En teoría, puede tener un enlace perfectamente iónico o covalente entre dos átomos. En el mundo real no es tan simple. Hay una larga línea gris entre los dos enlaces diferentes.
Los enlaces puramente iónicos se forman cuando un electrón se transfiere de un elemento, generalmente un metal a otro átomo, generalmente un no metal. Se forma un ion metálico positivo y un ion negativo no metálico y el enlace resulta de la atracción electrostática entre los dos iones con carga opuesta. El cloruro de sodio NaCl sería un buen ejemplo de un compuesto iónico simple. En un enlace covalente simple, un electrón se comparte entre dos átomos idénticos. El enlace es, nuevamente, el resultado de la atracción electrostática. Esta vez entre el núcleo de un átomo y la nube de electrones de su átomo asociado. Un ejemplo aquí sería el gas flúor, F2.
Para comprender el continuo entre los dos enlaces, debe aprender sobre la electronegatividad de los elementos y cómo usar la diferencia en la electronegatividad de dos átomos para estimar la naturaleza iónica o covalente de un enlace potencial entre los dos átomos. Todo eso también es teórico y funciona mejor con moléculas simples. El mundo real es muy complicado y lo teórico se convierte en una guía que nos ayuda a explicar y, lo que es más importante, a predecir el comportamiento de las sustancias involucradas en las reacciones químicas.
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