La evolución es el cambio gradual de formas de vida aisladas a través de “mutación”, “especiación” y “selección natural”.
Todas las formas de vida se originaron a partir de un ancestro común (progenitor). La evolución tiene que ver con la adaptación a un entorno. Las especies que no están adaptadas a su entorno mueren dejando solo al más apto.
La mutación es un proceso aleatorio que ocurre de vez en cuando. Una determinada mutación puede verse favorecida por un entorno determinado que promueve más organismos con ese “rasgo mutante” con el tiempo en un proceso conocido como “selección natural”.
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Lo anterior es un proceso complicado que se explica en libros y revistas completos, pero en pocas palabras es lo que implica la evolución. Un error común es pensar que la evolución tiene un “propósito” de “formar organismos más avanzados”. El concepto mismo de “organismos avanzados” es un juicio de valor. En realidad, lo que obtuvimos de la evolución al progenitor fue un ecosistema de organismos vivos en constante cambio.
Un “error” solo ocurre si hay un “propósito”. Según la evolución, la existencia de todos los organismos vivos es un proceso completamente aleatorio (“sin propósito” si lo desea). Los humanos, como gatos, perros o caracoles surgieron de un proceso aleatorio