En primer lugar, para que exista una forma de vida, debe haber una condición de hábitat como la que tiene nuestro planeta. Más precisamente, la ubicación del planeta: la zona habitable ayuda a la existencia de la forma de vida. Es decir, no debe estar lejos de la estrella o no cerca de la estrella, el oxígeno, la existencia de otros gases, el giro del planeta, etc. tiene un efecto en el hábitat de los planetas.
Se descubre que muchos planetas se encuentran en zonas habituales como lo hace nuestro planeta en la propia Vía Láctea. Suponemos que la forma de vida podría existir, pero no existe una prueba real. Además, tales condiciones se encuentran en 
estrellas lejanas y lleva miles de millones de años alcanzar las naves espaciales avanzadas que tenemos hoy.
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