Los relojes de cuarzo generalmente no se pueden calibrar en absoluto.
Se basan completamente en las dimensiones físicas del cristal de cuarzo dentro de ellos que vibra a una frecuencia exacta, principalmente 32768 Hz.
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Este cristal se cultiva y se graba de tal manera que vibra a la frecuencia deseada; los cambios de temperatura tienen un pequeño efecto en eso, pero aún así debería mantenerse unos segundos al día.
Algunos relojes de cuarzo muy avanzados (es decir, caros) se pueden “ajustar”: el circuito de control digital dentro de ellos se puede configurar para omitir o agregar algunas vibraciones, pero para la gran mayoría de los relojes de cuarzo, no es posible (o necesario) el ajuste.
