Los huesos contienen ADN. La médula es una fuente particularmente rica de las cosas. Los fósiles de dinosaurios, sin embargo, ya no son huesos. Lo que sucede cuando se forma un fósil de dinosaurio es un proceso gradual de mineralización. Esto es una simplificación excesiva pero, en general, lo que sucede es esto. Un dinosaurio muere y el cuerpo se cubre con arena, a medida que se acumula más arena, la presión sobre los huesos aumenta hasta que pedazos de arena comienzan a trabajar en los huesos, empujando y reemplazando el material orgánico que los compone. Dado suficiente tiempo y presión, lo que finalmente sucede es que los huesos se reemplazan esencialmente con un trozo de piedra arenisca (o piedra caliza si era limo en lugar de arena) que tiene la misma forma que los huesos que una vez fueron enterrados allí. Los fósiles de dinosaurios son rocas que parecen huesos, no los huesos en sí. Esos se han degradado desde hace mucho tiempo.
Muy raramente, algo de material biológico permanece en medio de fósiles muy grandes que aún no han sido eliminados por la roca. En estos casos, sin embargo, otro problema impide la recuperación del ADN. El ADN es una molécula enorme, enormemente compleja. Un resultado inevitable de esto es que es inherentemente termodinámicamente inestable a largo plazo, por lo que, después de la muerte del organismo, se descompone muy rápidamente. Los fragmentos de proteínas son las moléculas biológicas más complejas que se han encontrado en los fragmentos orgánicos de fósiles de dinosaurios, el ADN se ha degradado desde hace mucho tiempo.
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Entonces, desafortunadamente, probablemente nunca podremos recuperar ningún ADN de dinosaurio de un fósil. Nuestra mejor apuesta es estudiar los genomas vivos de sus descendientes más cercanos, las aves. Ya, por ejemplo, los genes de dinosaurios antiguos se han reactivado en pollos de laboratorio para iniciar el crecimiento de los dientes.
