Como recién nacidos, nuestros cerebros y mentes todavía están en las etapas finales de formación. Inicialmente, sin trabas por el pensamiento y hasta ahora sin ego solo somos conscientes del ser. Rápidamente nos damos cuenta de nuestros cuerpos y respondemos a su ‘necesidad de alimento y comodidad con poco pensamiento consciente, aún conscientes simplemente de ser. Muy pronto comenzamos a convertirnos en una persona a medida que nuestro ego emerge y con esta conciencia del yo comenzamos a perder esa conciencia original del simple ser.
De niños, nuestros egos aún no están completamente formados. De hecho, podemos preguntarnos acerca de preguntas muy existenciales mucho antes de que tengamos conciencia del universo. Estas preguntas surgen de nuestro recuerdo retroceso de simplemente ser. Nuestra autoimagen crece junto con nuestro ego y casi olvidamos el sentimiento que una vez compartimos. La de simplemente ser. Pero nunca lo olvidamos por completo porque simplemente ser es lo que nos sostiene, así como ser sostiene al universo.
La conciencia de ser, momento a momento, la Conciencia general que permite toda la existencia, es de lo que hemos emergido. Es una Conciencia del Ser tan infinita que estamos reunidos a partir de la misma conciencia que el cosmos, incrustados en él y parte de él.
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Para cuando hemos crecido, nuestros egos se han formado completamente y desde hace mucho tiempo se han hecho cargo de nuestras vidas. El ego nos controla completamente, informándonos dictatorialmente de nuestros gustos y disgustos, preferencias y prejuicios, y nuestras opiniones sobre cada tema. Sin embargo, esperar detrás de nuestro ego, en cada uno de nosotros, es el sentido ahora casi olvidado de simplemente ser. Esa sensación de ser simplemente que todos compartimos porque todos fluimos originalmente de esa misma Conciencia general.
Esa es la grieta en la armadura del ego con la que cada uno de nosotros se oculta. No es duda de uno mismo. Más bien, es una conciencia latente de que el yo no es todo lo que hay. Es la tenue conciencia de que detrás del yo hay algo más. Algo mayor Algo que casi hemos olvidado. Algo que cada uno de nosotros ha pasado por alto desde que dejamos el momento en que solo éramos conscientes de ser simplemente.
Ahora la mayoría solo puede preguntarse qué fue eso y muchos buscarán la respuesta. Esa es la fuente de la necesidad humana de comprender nuestro universo y a nosotros mismos. Vivir es ciencia. Ser es el arte de la creación.