Hay dos tipos básicos de investigación científica: investigación teórica e investigación aplicada.
La investigación teórica, o investigación ‘pura’, se ocupa principalmente de aumentar nuestro conocimiento sobre cómo funciona el mundo, que se considera un fin valioso y suficiente en sí mismo.
La investigación aplicada se trata más de tomar el conocimiento científico obtenido a través de la investigación teórica y usarlo para resolver ‘problemas’ en el mundo real, esos ‘problemas’ generalmente están relacionados con varios aspectos de la condición humana: nuestra salud, seguridad y bienestar, nuestras capacidades físicas e intelectuales y nuestra capacidad de controlar y manipular elementos de nuestro entorno físico de alguna manera. Estos problemas generalmente se abordan mediante innovaciones y mejoras en medicina, tecnología e ingeniería.
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La mayoría de las personas solo conocen los productos de la investigación aplicada , en forma de productos tecnológicos que hacen sus vidas más seguras, saludables, fáciles y convenientes, productivas, empoderadas y agradables, por ejemplo, escáneres médicos, automóviles, aviones, televisores, computadoras, internet y teléfonos inteligentes. Por lo general, no logran apreciar la gran cantidad de investigación teórica en física avanzada, química, ciencia de materiales y otros campos, por innumerables miles de científicos investigadores durante varias décadas, que realmente hicieron posible todas esas tecnologías que dan por sentado.
Pero es un hecho, que me gusta recordar a mis amigos y conocidos de vez en cuando, que el mundo moderno no podría existir sin la mecánica cuántica. Fue la teoría de la mecánica cuántica, y su primera aplicación importante, la física atómica, desarrollada en las primeras décadas del siglo XX, lo que realmente construyó el mundo moderno en el que vivimos ahora; Si fueron las tecnologías que explotaron el poder del vapor las que definieron la era victoriana, son las tecnologías que explotan la mecánica cuántica las que definen la era moderna. Sin la mecánica cuántica, no tendríamos computadoras, Internet, teléfonos inteligentes ni ningún otro de los innumerables productos de la electrónica digital y la física del estado sólido que llenan el mundo que nos rodea, a menudo de manera invisible. Estaríamos apenas más avanzados, en términos tecnológicos, que los difuntos victorianos.
Recuerde eso, la próxima vez que los políticos propongan reducir la financiación pública para la investigación pura, y ejercer sus derechos democráticos en consecuencia.
