Primero, nuestro sol no se convertirá en supernova porque no es lo suficientemente grande como para colapsar. En cambio, se convertirá en un gigante rojo una vez que se agote su suministro de combustible: por qué y cómo es una larga historia, pero créanme que hay muchas pistas en nuestro vecindario galáctico que confirman los modelos actuales de evolución estelar.
Pero la cuestión de si la humanidad adquirirá la tecnología para sobrevivir a este escenario sigue siendo válida.
El problema es que no tenemos la más remota idea de lo que será ser un descendiente humano en los 3 a 5 mil millones de años cuando el sol comienza a morir y comienza a importar. Los humanos son lo que somos ahora durante los últimos 100.000 años más o menos siendo conservadores. En un millón de años seremos extrañamente diferentes asumiendo que no nos aniquilamos primero. En mil millones de años no habrá la menor pista en nuestros descendientes, de lo que éramos ahora.
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Además, es de esperar que comencemos a colonizar en sistemas estelares adecuados cercanos mucho antes y evolucionemos de manera divergente, por lo que probablemente para cuando el sol llegue a su fin, nuestros descendientes remotos serán muchos tipos diferentes de seres que ni siquiera recordarán de dónde vinieron, en su mayoría sin conocerse y ajenos al destino de la Tierra. Serán extraterrestres en cierto sentido.