Muchas especies tienen rasgos similares porque son descendientes de un solo antepasado común. Estas especies se desarrollaron a partir de una sola fuente y están relacionadas en cierto grado a pesar de sus diferencias actuales. Los rasgos que comparten se conocen como estructuras homólogas. Las estructuras homólogas son similares en estructura y función porque se originaron del mismo antepasado hace mucho tiempo.
Las especies también pueden tener rasgos similares a pesar de que no están relacionados entre sí. Esto generalmente resulta porque las especies viven en ambientes similares y cumplen roles ecológicos similares. Las estructuras en este caso se conocen como estructuras análogas.
Ejemplos de estructuras análogas van desde alas en animales voladores como murciélagos, pájaros e insectos, hasta aletas en animales como pingüinos y peces. Las plantas y otros organismos también pueden demostrar estructuras análogas, como las batatas y las papas, que tienen la misma función de almacenamiento de alimentos.
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