Bien…. La medida evolutiva de la “aptitud” es el éxito reproductivo. No hay otra medida. Parece que, según esta medida, el punto óptimo es cuando las personas se casan con sus primos tercero o cuarto,
“Quien, en promedio, esperaría haber heredado 0.8 por ciento a 0.2 por ciento de sus genes de un ancestro común, representa este punto de equilibrio entre las ventajas y desventajas de la endogamia y la endogamia”.
Han terminado teniendo más descendencia. Esto se debe a un buen estudio de 160,000 parejas islandesas nacidas entre 1800 y 1965. La ventaja de utilizar los datos islandeses se debe a que la población es pequeña y una de las sociedades más homogéneas desde el punto de vista socioeconómico y cultural del mundo. Tenían poca variación en el tamaño de la familia o el uso de anticonceptivos y prácticas matrimoniales. Una asociación entre el parentesco y la fertilidad de las parejas humanas
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Los resultados del estudio fueron constantes a lo largo de las generaciones analizadas. Las mujeres nacidas entre 1800 y 1824 que se aparearon con un primo tercero tuvieron significativamente más hijos y nietos (4.04 y 9.17, respectivamente) que las mujeres que se casaron con alguien no más cercano que un primo octavo (3.34 y 7.31). Esas proporciones se mantuvieron entre las mujeres nacidas más de un siglo después cuando las parejas tenían, en promedio, menos hijos. Las parejas que eran primos segundos o más estrechamente relacionadas no tenían tantos nietos sobrevivientes.
Esto es exactamente lo que los científicos quieren decir con éxito reproductivo y “aptitud”. Durante muchas generaciones en una población, aquellos que se casen con primos terceros tendrán muchos más descendientes y sus genes serán más comunes. Hay otro aspecto, que es social. Las personas relacionadas tienden a consolidar los recursos y el estatus social y económico en la próxima generación. Esto, en un animal social como nosotros, tenderá a significar más descendientes sobrevivientes.
