En última instancia, me encantaría algo así como los ciudadanos de Cultura en los libros de Iain M. Banks. Tienen una glándula extra genéticamente modificada en el cerebro que les permite secretar a voluntad sustancias psicoactivas. La mayoría de ellos no son solo drogas para drogarse, tienen acceso a una variedad de sustancias que les permiten ajustar conscientemente su estado mental a lo que creen que es apropiado.
Pero para ser justos, los libros de Cultura son SF distantes y cuentan la historia de una civilización gobernada por IA con capacidades de muchos órdenes de magnitud mayores que los humanos en todos los aspectos. Probablemente ellos fueron los que diseñaron esas glándulas, realmente sabían lo que estaban haciendo y afinaron y equilibraron el sistema con mucho cuidado. En un mundo más realista, ese tipo de tecnología probablemente sería bastante peligroso para sus usuarios. Si pudiera sintetizar a voluntad una sustancia que me hace perfectamente feliz, probablemente la usaría todo el tiempo y pasaría una existencia muy aburrida.
Por lo tanto, optaría por la extensión de la vida y el bienestar físico general, además de alguna forma de controlar conscientemente algunas funciones normalmente autónomas como el dolor, el hambre y el sueño.
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