¿La presión sanguínea afecta tu energía?

La mayoría de las personas que tienen hipertensión nunca exhiben síntomas de ningún tipo hasta que sus arterias y órganos hayan sufrido algún nivel de daño. Antes de ese punto de inflexión, hay pocos signos notables de que algo pueda estar fuera de lo común. Sin duda, unos pocos experimentan mareos o hemorragias nasales, pero la gran mayoría de los pacientes no experimentan ningún síntoma. La fatiga entra en la ecuación a medida que la presión elevada se vuelve crónica en la naturaleza, y los órganos vitales como el cerebro, el corazón y los riñones se dañan. Es ese daño el que causa fatiga cuando el cuerpo reacciona al ataque de la condición a su integridad. Pero, como era de esperar, incluso esa reacción es solo una pequeña parte de la fatiga que estos pacientes pueden experimentar. Para muchos, el tratamiento puede ser aún más agotador que la enfermedad. Esto es especialmente cierto para las personas que tienen que tomar medicamentos para bajar la presión arterial. A medida que el volumen de sangre que se mueve alrededor del cuerpo disminuye debido a este medicamento, el cuerpo reacciona produciendo menos energía. Esto resulta en un mayor cansancio y fatiga más severa. Afortunadamente, esa fatiga pasa a medida que el cuerpo se adapta al nuevo flujo.