Si la energía no se crea ni se destruye, ¿significa esto que la energía del sonido y la energía de la luz que consumimos aumentan el contenido de energía de nuestros cuerpos?

Es un hecho fascinante y sorprendente de la ciencia que el cuerpo humano es una matriz eléctrica y vibratoria de sutiles cargas bioeléctricas. Einstein nos dice que la energía literalmente crea materia y que la energía y la materia son interconvertibles y transferibles. Cada ser vivo produce un campo electromagnético y una frecuencia vibratoria. De hecho, la Tierra misma produce su propio electromagnetismo por medio de polos magnéticos y vibra a frecuencias entre 7.8 hertz (ciclos por segundo) y 40 hertz. Este rango de frecuencia se conoce como resonancia de Schumann. El cuerpo recibe su energía de los polos electromagnéticos de la tierra y los electrones del sol simultáneamente, produciendo un circuito de energía que continuamente suministra al cuerpo una fuerza vital vital.
Todas las energías están en forma química en nuestro cuerpo y se utilizan como forma potencial y cinética, por lo que la luz y el sonido también contribuyen a la energía de nuestro cuerpo.