En su forma más simple, la vida es un proceso gobernado por estímulo-respuesta. Una roca no responderá de manera activa (de ninguna manera o forma) a un intento de patearla o arrojarla. Las plantas, por otro lado, tienen múltiples formas de interactuar con su entorno. El tropismo (respuesta de crecimiento negativa / positiva a estímulos externos) es la forma mejor establecida de interactuar con el medio ambiente. El fototropismo implica un cambio mediante el cual la planta se orientará hacia una fuente de luz. Otras formas incluyen gravitropismo, electrotropismo (respuestas a la electricidad), quimiotropismo (respuestas a productos químicos), traumotropismo, termotropismo (todos con nombres sugerentes), etc.
Sin embargo, esto resulta de mirar la imagen más grande. A nivel micro, las plantas están compuestas de células, y las células son el sello distintivo de un ser vivo. Es por eso que podemos decir que las plantas están vivas, porque están formadas por células, parte de un mecanismo complejo (que interactúa con el medio ambiente y entre ellas mismas) y ese hecho facilita las rutinas de funcionamiento más complicadas de la vida vegetal.
Siempre existe la posibilidad de que algunas creencias anti-científicas de la nueva era se arrastren en esta imagen. A veces las personas dicen que pueden “comunicarse” con las plantas, sentir su dolor y todo, pero en lo que respecta a la ciencia, todo es una tontería.
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