Esta respuesta podría condensarse en cuatro palabras:
La evolución tiene cero previsión.
Debe entenderse que los organismos no evolucionan porque quieran, sus genes simplemente se seleccionan a favor o en contra de cualquier circunstancia que se les presente. De todas las especies que habitan nuestro planeta, solo los humanos están aprendiendo a ejercer control directo sobre su propia evolución. Los insectos son primos evolutivos cercanos de los crustáceos, criaturas que evolucionaron en el agua, durante millones de años los antepasados de los insectos se separaron de una antigua línea evolutiva cercana a los crustáceos, evolucionando hacia la miríada de formas que vemos hoy. Los insectos tienen seis patas debido a una serie de mutaciones en la forma ancestral de los protoinsectos que causaron que tenga seis patas, esta configuración debe haber tenido algún tipo de ventaja adaptativa, particularmente en la colonización de ambientes terrestres, algo que solo unos pocos crustáceos han logrado . Las estructuras branquiales que existían en los ancestros de los insectos evolucionaron durante varios millones de generaciones en las estructuras que llamamos alas.
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El punto que estoy tratando de ilustrar aquí es que la evolución puede ramificarse en tangentes, giros y vueltas extraños dependiendo de cualquier estímulo ambiental que actúe en una población determinada de criaturas, los tipos de ramificaciones y adaptaciones posibles también están limitadas por el tipo de genoma y consecuente secuencia de desarrollo con la que la evolución trabaja.
Si el párrafo anterior no está claro, déjenme dar un ejemplo:
Los biólogos evolucionistas han observado que los marsupiales no tienen formas acuáticas o voladoras conocidas. En otras palabras, no hay un equivalente marsupial de ballenas o murciélagos. Si bien esto puede deberse simplemente a la falta de evidencia fósil, una posibilidad alternativa es que los marsupiales tienen restricciones severas sobre cómo se desarrollan las extremidades durante la gestación, ya que ellos mismos deben hacer el viaje desde el útero de la madre hacia la bolsa, lo que limita en gran medida las posibles formas en el que sus extremidades delanteras pueden evolucionar, para convertir una mano en un ala o una aleta, los genes necesarios deben comenzar a hacer lo suyo muy temprano en el desarrollo. Esto pone restricciones en el no. de direcciones en las que pueden evolucionar los marsupiales.
Las restricciones evolutivas se aplican a todos los organismos, incluidos los ancestros humanos, somos mamíferos, pero los únicos mamíferos conocidos que desarrollan un vuelo activo son los murciélagos, y lo lograron a costa de la movilidad terrestre (los murciélagos no pueden “caminar” en el sentido normal, su frente y las extremidades posteriores están demasiado modificadas para una locomoción terrestre efectiva) tamaño y peso. Lo que es importante entender es que los antepasados de los murciélagos no optaron por convertirse en voladores, sino que fueron impulsados por una serie de estímulos y sus genomas poseían el potencial de evolucionar en la dirección del vuelo.
Espero que esta respuesta ayude un poco.
