Las mutaciones genéticas en los ancestros de los cetáceos condujeron a una mayor aptitud en los ambientes acuáticos. Debido a esto, estos organismos tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducir descendencia adecuada en ambientes acuáticos.
Una vez que estos organismos se sesgaron hacia los ambientes acuáticos, las mutaciones que aumentan la aptitud en estos entornos fueron más beneficiosas que las mutaciones que aumentaron la aptitud en la tierra. Debido a esto, los descendientes nacidos con nuevas mutaciones que aumentaron la aptitud física en el agua tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse que aquellos con nuevas mutaciones que aumentaron la aptitud física en tierra.
Después de millones de años, ciertos grupos experimentaron más mutaciones que aumentaron la aptitud física en condiciones específicas, y los resultados fueron los cetáceos, delfines, ballenas y marsopas. Un hada (o dios, elige) convirtió al resto en hipopótamos.
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Las mutaciones son aleatorias y no tienen un objetivo final. Si una mutación aumenta la aptitud en el agua, el organismo eventualmente se dirigirá al agua o morirá. Deja de asumir que la evolución tiene una meta y que la meta es la humanidad. Los humanos que viven en la tierra no significa que el ‘objetivo’ de la evolución sea vivir en la tierra, o que haya algo inherentemente mejor en la vida en la tierra que en el agua.