¡Muchos los llamarían genios!
Pero, en serio, generalmente se les llama investigadores médicos o farmacéuticos. Y creo que la investigación médica es una de las profesiones menos reconocidas y respetadas que existen … a menos, por supuesto, que el investigador, o el equipo de investigación, encuentre un tratamiento o cura innovador.
Estas “ratas de laboratorio” dedicadas, como algunos las llaman con cariño, pasan innumerables horas utilizando el método científico para tratar de desbloquear respuestas a cosas como lo que será: curar el resfriado común o el VIH, detener el cáncer o la diabetes, cambiar el curso de la enfermedad de Alzheimer o esclerosis múltiple, etc.
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Lo que sea, estas personas dedicadas lo estudian.
Si bien un título médico podría ser útil para comprender tanto los procesos normales del cuerpo humano como la fisiopatología humana, probablemente no sea necesario. Sin embargo, sería importante tener una formación muy sólida en estas áreas.
Un buen número de personas que se dedican a la investigación tienen títulos en bioquímica, microbiología, biología molecular, farmacología, etc. Otros que se dedican a la investigación pueden tener antecedentes médicos, de enfermería o de genética.