El concepto de una partícula similar al hidrógeno como componente de otros átomos se desarrolló durante un largo período. Ya en 1815, William Prout propuso que todos los átomos están compuestos de átomos de hidrógeno (que él llamó “protilos”), basados en una interpretación simplista de los primeros valores de los pesos atómicos, que fue refutada cuando se midieron valores más precisos.
En 1886, Eugen Goldstein descubrió los rayos del canal (también conocidos como rayos anódicos) y demostró que eran partículas cargadas positivamente (iones) producidas a partir de gases. Sin embargo, dado que las partículas de diferentes gases tenían diferentes valores de relación carga-masa (e / m), no podían identificarse con una sola partícula, a diferencia de los electrones negativos descubiertos por JJ Thomson.
Tras el descubrimiento del núcleo atómico por Ernest Rutherford en 1911, Antonius van den Broek propuso que el lugar de cada elemento en la tabla periódica (su número atómico) es igual a su carga nuclear. Esto fue confirmado experimentalmente por Henry Moseley en 1913 utilizando espectros de rayos X.
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En 1917, Rutherford demostró que el núcleo de hidrógeno está presente en otros núcleos, un resultado generalmente descrito como el descubrimiento de protones.
Copia pegada de
Protón – Wikipedia