Las otras respuestas han ayudado a explicar por qué los quarks y gluones fundamentales de QCD se condensan en los estados unidos de quarks y gluones, pero la pregunta de por qué no vemos típicamente que subsista esa subestructura subyacente. Todo tiene que ver con la mecánica cuántica.
Considere primero un fotón que interactúa con el nucleón. En cualquier energía dada, el fotón tiene una longitud de onda particular y no puede resolver ninguna estructura espacial más pequeña que esa longitud de onda. Para resolver los quarks, el fotón tendría que tener una longitud de onda menor que 10 ^ {- 15} m, o equivalentemente una energía de 100 MeV. Estas energías rara vez se encuentran en la experiencia cotidiana, pero se pueden producir en colisionadores de partículas de alta energía; de hecho, es exactamente en esas colisiones que los científicos primero resolvieron la subestructura de nucleones y confirmaron la existencia de quarks.
En la mecánica cuántica, todas las partículas tienen una longitud de onda asociada, por lo que cualquier partícula que pruebe el nucleón debe tener energía suficiente para resolver la subestructura. Una vez más, estas energías son raras en la experiencia cotidiana y, en consecuencia, la subestructura de los nucleones no es particularmente relevante para la experiencia cotidiana.
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Tenga en cuenta que este comportamiento no es exclusivo de los nucleones. A bajas energías, las moléculas parecen interactuar como partículas puntuales y solo a energías más altas (a longitudes de onda más pequeñas) se pueden resolver los átomos individuales. A medida que aumentan las energías, la subestructura atómica (electrones y núcleo), la subestructura nuclear (protones y neutrones) y, finalmente, la subestructura de nucleones (quarks y gluones) se hacen aparentes.
Incluso se especula que los quarks podrían ser partículas compuestas, pero las energías necesarias para resolver esas escalas de longitud espectacularmente pequeñas están fuera del alcance de nuestros actuales aceleradores de partículas.