Muchos factores influyen en las presiones evolutivas para que las especies animales se agranden. Algunos de ellos incluyen:
- La “carrera armamentista” entre depredadores y presas. Cuando los herbívoros son lo suficientemente grandes, son menos vulnerables a ser comidos por los carnívoros. Esto ejerce presión sobre los carnívoros para que evolucionen para ser más grandes, lo que refuerza la presión sobre los herbívoros para que se hagan más grandes, y así sucesivamente.
- Ventaja competitiva frente a otros de su propia especie. Si eres la especie más grande y más fuerte, tiendes a tener una ventaja tanto en el apareamiento como en la supervivencia.
- Ambientes fríos. Cuando hace frío, puedes mantenerte más caliente aumentando tu volumen, porque tendrás una superficie externa proporcionalmente menos expuesta.
- Ventajas en la explotación de nichos ambientales. Muchas fuentes de energía pueden ser explotadas de manera más eficiente por animales grandes. Los grandes herbívoros terrestres pueden alcanzar plantas superiores; las ballenas pueden filtrar grandes cantidades de krill del agua de mar; etc.
- Ventajas de almacenamiento de energía. Los animales con cuerpos más grandes pueden almacenar más recursos dentro de sus cuerpos, para lidiar con la escasez más adelante. Esto puede ser una ventaja cuando la disponibilidad de alimentos es alta en una temporada y baja en otra, o cuando son necesarias largas migraciones.
Los factores que van en la dirección opuesta, disuadiendo a los animales de evolucionar para ser más grandes, incluyen:
- Escasez de recursos. Si no hay suficiente comida o hábitat para sostener animales grandes, son más vulnerables a la muerte. Las criaturas más pequeñas pueden sobrevivir con menos recursos y menos hábitat. Este factor puede ser especialmente importante cuando el medio ambiente está experimentando cambios rápidos.
- Vulnerabilidad a nuevos depredadores. Los animales grandes a menudo evolucionan para depender principalmente de su tamaño para la defensa contra los depredadores. Cuando aparece un depredador que no es disuadido por su gran tamaño, los animales grandes pueden estar en problemas.
- Limitaciones físicas de grandes cuerpos. Los insectos, por ejemplo, usan el oxígeno de manera ineficiente y normalmente no pueden crecer más de cierto tamaño. (Cuando los niveles de oxígeno eran más altos en el Carbonífero, esta limitación se alivió para ellos y se hicieron mucho más grandes).
Si observa animales que evolucionaron para ser muy grandes, puede ver que muchos de ellos estaban bajo estas presiones ambientales positivas para crecer. Durante los momentos en que se extinguía una gran cantidad de megafauna, las ventajas de ser grande no eran tan importantes o se veían socavadas por las desventajas.
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Tome mamuts lanudos, por ejemplo. Estaban en una carrera armamentista con grandes depredadores de su época, lo que los alentó a crecer para evitar ser comidos. El ambiente frío también favoreció a los cuerpos grandes, al igual que la naturaleza estacional de la disponibilidad de alimentos. Cuando el ambiente comenzó a calentarse y apareció un nuevo depredador (humanos), los mamuts estaban en problemas. Una historia evolutiva similar se puede ver en las ballenas. Durante millones de años, han estado en una carrera armamentista con grandes depredadores oceánicos; viven en un ambiente frio; usan su tamaño para explotar un nicho de manera eficiente; y pueden almacenar mucha energía para las migraciones estacionales. Aunque sus números parecen estar estabilizándose ahora, están en peligro por la vulnerabilidad a los depredadores novedosos (nuevamente, nosotros) y, potencialmente, la escasez de recursos provocada por el cambio de hábitats y las condiciones ambientales.
En resumen, las condiciones que alentaron a los animales a evolucionar para ser grandes todavía están aquí. Hay muchas condiciones que presionan en la dirección opuesta y que ahora son fuertes.
