La identificación de genes que controlan o contribuyen a los rasgos de comportamiento es una especie de “Santo Grial” de muchos genetistas, pero hasta ahora es un objetivo no alcanzado, incluso en animales bien estudiados como el perro doméstico. Los perros son ideales como modelos porque “hicimos” diferentes razas seleccionando no solo por apariencia, sino también por rasgos de comportamiento, como el pastoreo y la protección (que son formas de comportamiento territorial). Esto favorece los estudios genéticos, ya que sabemos que los rasgos son genéticos, ya que los seleccionamos dentro y fuera de las razas de perros. Se han realizado numerosos estudios que intentan analizar variantes genéticas específicas y ver cómo influyen en el comportamiento. Nada concreto salió de ellos hasta ahora.
Como escribió Daniel Super, hay muchos componentes de interacción, ambientales, epigenéticos, redes reguladoras, etc., que determinan el comportamiento y las redes neuronales. Es muy, muy complicado. Hacer estos estudios cuesta mucho dinero y requiere una gran cantidad de animales para alcanzar significación estadística con cualquier variante genética. Para agregar a eso, la medición territorial; el comportamiento no es súper fácil, y para tener buenas correlaciones entre genes y comportamientos, se necesita un rasgo fenotípico cuantificable, en este caso, la territorialidad.
Aquí hay un buen artículo de revisión de la genética del comportamiento canino (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/…).
- ¿Podría la inteligencia natural ser un defecto de nacimiento o un rasgo genético? Si es así, ¿sería posible rastrear el gen hasta un ancestro?
- ¿Son los "genes malos" realidad o mito?
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