El hidrógeno es lo suficientemente ligero como para que eventualmente se escape al espacio, pero golpea la atmósfera superior aún más rápido. No hay mucho oxígeno pero suficiente para facilitar la creación fotoquímica de radicales libres que destruyen el ozono.
Esta es en realidad una de las mayores críticas al concepto de “Economía del hidrógeno”: el hidrógeno escapa a la atmósfera superior, específicamente a la capa de ozono, donde es muy reactivo (gracias a la radiación solar UV) y destruye el ozono como lo hacen los freones. Y luego continúa hacia arriba.
Todo esto con las décadas de conocimiento de que contener hidrógeno en recipientes y tuberías es extremadamente difícil y costoso de hacer. La NASA tiene los presupuestos para gastar las sumas escandalosas, pero no verá esas sumas gastadas en “automóviles de hidrógeno”, lo que sugiere que mucho se escapará y dañará la capa de ozono.
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El combustible de hidrógeno podría ensanchar el agujero de ozono