¿Se consideran los bosques, en la escala más grande, como una piel o un sensor de un tipo donde todas las raíces que interactúan entre sí crean una red como un recuerdo? ¿Es un gran cerebro vivo?

Acabas de ver Avatar, ¿no? 😉

La respuesta a sus preguntas es en mi humilde opinión: no hay ninguna razón por la cual este no puede ser el caso. Después de todo, todas las células vivas están integrando información y un sistema raíz ofrece cierto grado de interconectividad, independientemente de si alcanza o no remotamente el grado de complejidad observado en el cerebro humano. Entonces, dado que el sistema raíz mencionado anteriormente puede en principio propagar información dentro de sí mismo, ¿cómo podríamos saber con certeza que dicha información no es de naturaleza similar a la de un cerebro (por cualquier definición)? La respuesta es que, en ese caso, el intercambio de información no sería significativo para el cerebro en cuestión, pero qué significado tiene realmente, para un experimentador externo, en el mejor de los casos estaría sujeto a una interpretación subjetiva, en cuanto al significado de los impulsos informativos.

En pocas palabras: no podemos saberlo con certeza. Y como no podemos, científicamente hablando, no deberíamos rechazar ninguna hipótesis solo porque nuestra intuición subjetiva tal vez prefiera una respuesta pesimista negativa 🙂