La pálida luz de la Luna llena puede no broncear la piel de un nadador de medianoche, pero sí calienta la atmósfera de la Tierra. Hay evidencia de que la Luna llena eleva la temperatura de la troposfera inferior de la Tierra (la capa atmosférica más baja; de 4 a 11 millas de altura (dependiendo de la latitud)) en más de 0.03 de un grado Fahrenheit. Esta región de la troposfera se extiende desde el suelo hasta una altitud de aproximadamente tres millas y media.
Los satélites en órbita polar han proporcionado mediciones de temperatura troposféricas diarias en todo el mundo desde 1979. El análisis de 15 años de estas mediciones ha arrojado la sorprendente conclusión de que un calentamiento muy leve pero estadísticamente significativo alcanza un pico que coincide con la Luna llena.
Es probable que el mecanismo principal sea la radiación infrarroja del Sol reflejada por la Luna hacia la Tierra, junto con la radiación infrarroja de la Luna misma. Aunque la radiación infrarroja de la Luna es solo un 100,000 veces más intensa que la infrarroja que llega directamente del Sol, gran parte de esta radiación se absorbe en la atmósfera inferior y tiende a calentarla.
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La importancia del descubrimiento es que la fase de la Luna ahora debe tenerse en cuenta al analizar los registros de temperatura global a corto plazo. Como muchos científicos han sospechado durante mucho tiempo que la Luna puede ejercer una influencia en los patrones de circulación atmosférica y, por lo tanto, en el clima.
De cerca, la Luna se ve tan oscura como el asfalto, pero refleja más radiación de lo que piensas.
Por otro lado, los efectos lunares en el clima terrestre podrían ser indirectos; La influencia de las mareas de la Luna en la circulación atmosférica de la Tierra, una distorsión lunar de la cola magnética de la Tierra o una influencia lunar en la caída del polvo de meteoritos en la atmósfera, se han sugerido como posibilidades.
